Pocas alternativas para los minoristas textiles
Bangladesh simboliza las malas condiciones
laborales, pero el resto de Asia no es mejor
Por Kathy Chu | The Wall Street Journal Americas
La reciente ola de accidentes en fábricas textiles
en Bangladesh resalta las deficientes condiciones de trabajo en el país. Pero los
grandes minoristas que buscan mejores estándares sin tener que sacrificar la
mano de obra barata disponen de pocas alternativas.
Un incendio en una planta de confección el año
pasado, el colapso de un edificio en abril que causó la muerte de más de 900
personas y un nuevo incendio esta semana que ha causado ocho muertos en otra
fábrica de Bangladesh, ponen al descubierto problemas de seguridad, violaciones
del código laboral y la tercerización no autorizada de pedidos de compañías
occidentales. Los activistas sindicales, sin embargo, señalan
que esta clase de problemas abundan en los países asiáticos de bajos costos,
que producen la mayor parte de la ropa del mundo. Las mismas condiciones
también se pueden ver en los grandes centros de producción textil tercerizada
en América Central, según denuncias de organizaciones como Transparencia
Internacional y la Asociación para el Trabajo Justo.
Las preocupaciones se han intensificado a medida
que las cadenas minoristas de indumentaria, que no quieren depender tanto de
Bangladesh, buscan alternativas como Camboya, Indonesia y Vietnam, donde los
salarios suelen ser más bajos que en China.
Muchos de estos países asiáticos no se ubican mucho
más arriba que Bangladesh en las evaluaciones independientes de las condiciones
de trabajo. A los críticos les preocupa que la seguridad en las fábricas y las
protecciones para los trabajadores no mejorarán mientras los fabricantes sigan
priorizando los menores costos de producción.
Para muchas marcas occidentales, "la crisis
financiera en Estados Unidos y Europa significa que la gente teme comprar
prendas caras", dijo Sanjiv Pandita, director ejecutivo de Asia Monitor
Resource Center, una entidad con sede en Hong Kong que estudia las condiciones
laborales en la región.
Las cadenas de ropa enfrentan posibles amenazas a
su reputación en cualquier lugar donde decidan instalar sus fábricas. Conforme
aumenta la competencia en el negocio, la demanda por costos bajos, entregas
rápidas y sin errores ha ejercido una presión enorme sobre las fábricas en los
países en desarrollo. Los activistas advierten que esto incrementa el riesgo de
que se produzcan nuevos accidentes o disturbios laborales.
"Las empresas manufactureras están agotando
los destinos para subcontratar con bajos costos, y es hora de invertir en
mejorar la seguridad y la calidad de las fábricas, en lugar de seguir buscando
la mano de obra más barata", señaló Auret van
Heerden, presidente ejecutivo de Fair Labor Association, una entidad que
monitorea las condiciones de trabajo del sector financiada en parte por
compañías occidentales.
Si bien Bangladesh ha pasado a simbolizar los
defectos de los talleres de ropa en Asia, las condiciones en Myanmar, Pakistán,
China, Indonesia e India son incluso más riesgosas para las compañías occidentales
que tercerizan e invierten en esos países, según Maplecroft, una firma inglesa
de análisis de riesgo.
Dos incendios en Pakistán en septiembre causaron la
muerte de 300 trabajadores que quedaron encerrados y no pudieron escapar. Los
incendios también son un problema en China e India.
Asimismo, los incidentes de desmayos masivos en
Camboya han generado preocupaciones acerca de la desnutrición de los
trabajadores, el exceso de calor y las malas condiciones de ventilación de las
plantas. Datos oficiales y de los sindicatos indican que hasta 2.000 personas
se desmayaron en el trabajo en 2012.
Después de que 200 empleados perdieran el
conocimiento en un lapso de dos días en 2011, el fabricante alemán de
indumentaria deportiva Puma SE pidió a Fair Labor Association que investigara
la fábrica, ubicada en Phnom Penh, la capital de Camboya. La investigación
concluyó que había una "fuerte posibilidad" de que los desmayos
fueran provocados por la exposición a químicos y mencionó que el exceso de horas
extra y la escasa disponibilidad de agua potable pudieron haber contribuido a
los incidentes. Puma, que tiene intenciones de permanecer en Camboya, dijo que
siguió las recomendaciones de los auditores y afirmó estar comprometida a
mejorar las condiciones laborales en sus fábricas proveedoras.
Ken Loo, secretario general de la Asociación de
Fabricantes de Ropa de Camboya, indicó que las empresas occidentales exigen
mayores estándares operativos, pero se niegan a pagar más. "Si nos
pudieran pagar 10% o 15% más, eso tendría un gran impacto sobre lo que les
podríamos pagar a los empleados", aseveró.
Como se menciona en el anteúltimo párrafo, Puma
pidió a Fair Labor Association que hiciera una investigación en la fábrica, que
dio por resultado que hay un problema en la dimensión que Schlemenson llamaría
"condiciones de trabajo".
Estas están relacionadas con la satisfacción de los
empleados y con el tratamiento que reciben; algunas de ellas involucran
aspectos tales como el salario, las oportunidades de participación, la tarea,
el confort y la salubridad del lugar de trabajo. Fair Labor Association señala
que las malas condiciones de salubridad (exposición a químicos y la falta de
agua potable) podrían ser la causa de los desmayos de los empleados.
Estas malas condiciones de salubridad y confort,
así como también de seguridad, nos llevan a cuestionarnos no sólo el
cumplimiento y respeto de un contrato psicológico, sino su existencia misma. El
contrato psicológico alude al conjunto de expectativas que tiene el sujeto acerca
de su organización, aquello que espera de ella. ¿En qué lugar queda el contrato
psicológico si la empresa no garantiza los requisitos mínimos para que sus
empleados puedan trabajar en condiciones saludables?
Pero afortunadamente, la situación podría llegar a
cambiar. Puma afirma que piensa seguir las indicaciones de Fair Labor
Association, y pasar a tener lo que Davis y Newstrom denominarían un modelo de
custodia. Este modelo se caracteriza por priorizar las condiciones de seguridad
de sus empleados.
¿Es verdad lo que afirma Puma o sólo son palabras
bonitas para una nota periodística? Esperemos que las intenciones de la empresa
sean sinceras, y que las consecuencias de las acciones que asegura que tomará
puedan verse plasmadas lo antes posible