martes, 29 de octubre de 2013

El conflicto entre el doctor y la enfermera

La historia se ubica en el área de maternidad de un hospital comunitario. Una mujer está a punto de dar a luz, en la sala de partos; el nacimiento del niño es inminente.  Al pie de la cama esta el obstetra, dándole instrucciones y alentándola, diciéndole cuando empujar y cuando respirar profundamente. A su izquierda y un poco detrás está la enfermera, al lado de una serie de instrumentos. El parto procede normalmente.
Conforme el bebe comienza a salir, el doctor se posiciona para recibirlo con sus manos. Sin mirar hacia la enfermera,  le pide instrumentos de la bandeja y sostiene al bebe con su mano izquierda para recibirlo, pero no recibe nada en su mano. El doctor voltea a su izquierda y ve que la enfermera ha dejado el cuarto, por lo que él mismo tiene que tomar todo lo que había pedido anteriormente. El parto fue exitoso.
El doctor se disculpa y se retira por un momento; rápidamente encuentra a otra enfermera y le pide que le dé al recién nacido los cuidados posnatales estándar. Le pregunta qué le pasó a la enfermera que lo estaba asistiendo, a lo que ella responde que el turno de la enfermera terminó y se fue a su casa.
El doctor no le dice nada a la segunda enfermera, pero está disgustado porque la primera enfermera se fue en medio del parto; considera esa acción como irresponsable, especialmente porque no le dijo que se iba. Si hubiera ocurrido algún problema de último minuto, la salida repentina de ella pudo haber puesto en peligro la vida del bebe o la madre.
Al siguiente día, mientras el doctor entra al hospital, ve a la enfermera en un pasillo.
"Tengo que hablar con usted", le dice. Ella se detiene, su espalda está en contra de la pared. Él está de pie enfrente de ella, tan cerca que se siente incómoda. Él la señala con el dedo y le dice en voz baja: "Si usted vuelve a irse en medio de un parto otra vez, será despedida". Luego el doctor se va caminando.
Más tarde ese mismo día, el doctor y la enfermera están trabajando juntos de nuevo en un procedimiento. Las cosas van bien, no hay palabras malintencionadas. El doctor no vuelve a mencionar el incidente; está en su memoria, así como sus palabras a la enfermera, pero no espera que ella repita la actitud por la que fue regañada.
La enfermera, por otra parte, está traumatizada por la mala actitud del doctor, profundamente molesta y aterrada al pensar en perder su trabajo. Otros compañeros estaban en el pasillo cuando fue regañada; ella siente que ha sido maltratada y humillada públicamente.
No fue que dejara la sala de partos por capricho, tenía que irse puntualmente al final de su turno, como siempre en ese día de la semana, para recoger sus dos niños de la guardería preescolar. Es una madre soltera viviendo en una casa pueblerina decrepita, manejando una carcacha de auto, y lidiando día tras día con el estrés de cuidar a sus hijos y trabajar.
La enfermera está tan enojada y deprimida que no puede dormir esa noche, luego pierde su paciencia y se enoja con su hijo a la mañana siguiente. Luego comenta sus preocupaciones con dos compañeras, también enfermeras. Ellas la apoyan, y también tienen historias sobre ese doctor en particular, quien es conocido por ser brusco con el personal del hospital y tener baja tolerancia a los errores, como si todo en el mundo girara en torno a sus pacientes.
Las compañeras le dicen a la enfermera que consulte con el oficial de injusticias del personal del sindicato, y le aseguran que ellas testificarán de su parte como testigos si la disputa termina en una audiencia formal.
El oficial de injusticias simpatiza con las quejas de la enfermera. Desde su punto de vista, lo ocurrido es un ejemplo más del tratamiento injusto que reciben los miembros del sindicato de parte de los doctores y administradores. El acuerdo colectivo claramente prohíbe que el personal requerido trabaje tiempo extra sin aviso; también prohíbe lenguaje amenazante y abusivo. Delinea claramente el proceso a través de la línea de comando si un doctor desea quejarse de una enfermera: el procedimiento no incluye ira o confrontación publica en los pasillos del hospital.
Mientras explica la situación al oficial de injusticias, la enfermera rompe en llanto, diciendo una y otra vez, "ya no puedo seguir más". El oficial de injusticias sugiere que vaya inmediatamente por asistencia médica. El doctor que la atiende le prescribe un antidepresivo y se le da un permiso para ausentarse del trabajo por el resto de la semana.
En una reunión sobre un asunto sin relación con el director del hospital unos días después, el oficial de injusticias menciona que una queja puede ser llenada por el abuso sufrido hacia la enfermera por un doctor. El oficial es cuidadoso de no revelar las identidades de los involucrados, pero el director adivina de quién se trata, ya que escuchó los rumores del incidente. El director escucha al oficial de injusticias impasiblemente, pero piensa que no apoyará al acusado en este caso; al doctor se le debe dar una lección, un escarmiento.
La política sobre quejas requiere que una queja formal sea llenada en no menos de dos semanas después del evento reportado. Justo antes de la fecha final, el doctor recoge de su buzón una carta marcada como confidencial del presidente del sindicato. La carta indica la queja en contra de él, y que el abuso, intimido y amenazo a una enfermera con palabras y gestos en un corredor público, usando lenguaje obsceno, causó tensión emocional lo suficientemente seria como para que ella requiera tratamiento médico. La carta también indica la solución deseada por la parte que denuncia: una disculpa formal de parte del doctor y un castigo apropiado que será determinado por el director, en lineamiento con los principios de la disciplina progresiva.
Una arbitración para resolver la queja es agendada en la fecha más próxima. Mientras tanto, el director suspende los privilegios del doctor en el hospital de acuerdo con una política que requiere una intervención proactiva para salvaguardar al personal de posibles amenazas a su salud o seguridad.


Este caso muestra un claro ejemplo de un conflicto; vemos dos posiciones bien diferenciadas (el doctor y la enfermera) con intereses opuestos (el cuidado de los pacientes por una parte, y de los hijos por otra).

Este conflicto se resolvió adoptando el modelo posicional, al cual busca beneficiar mayormente a una de las posiciones. En este caso, la enfermera fue la favorecida.

Sin embargo, consideramos que la intervención de un mediador habría sido más adecuada. Las características principales de esta figura son la imparcialidad y la neutralidad, y esta última obviamente no se tuvo en cuenta en el caso: un mediador no habría tomado posición por la enfermera, mucho menos sin escuchar lo que el doctor tuviera que decir al respecto.

Un mediador trataría de encontrar una solución que involucre la mayor cantidad de intereses de ambas partes. Una primera intervención podría ser promover los canales de comunicación: el doctor no sabía que la enfermera debía retirarse antes, ni tampoco era consciente de todo el proceso que ella inició a sus espaldas La enfermera, por su parte, no se defendió cuando el doctor la amonestó, ni tampoco parecía comprender la importancia que tienen los pacientes para él. Comprender al otro permite ver el conflicto desde diferentes puntos de vista para arribar a opciones mutuamente satisfactorias.

Una vez iniciado el dialogo, la enfermera y el doctor podrían llegar a un acuerdo en la realización de sus tareas que los satisfaga a ambos, para evitar conflictos en el futuro, dejando en claro sus derechos y obligaciones.

Analogía entre el burnout y el desempleo



Desvalorización de sí mismo; desasosiego; ansiedad; baja autoestima; trastornos en el sueño. Estos síntomas son propios no sólo del burnout, sino que también son causados por el desempleo

¿Puede el burnout ser generado por el desempleo? En la entrada de hoy nos proponemos dar respuesta a esa pregunta.

En su libro "El coste de la excelencia", Gaulejac explica un proceso consistente en una serie de fases que llevan a que una persona sufra burnout. 

En primer lugar, explica los componentes en juego: el Ideal del Yo que posee la persona, su Yo y el Ideal Organizacional, consistente en las exigencias de la organización. Se da un contrato narcisista, en el que la persona cumple con ese Ideal Organizacional a cambio de reconocimiento, pertenencia y valorización de sí mismo y de su función.

Se va construyendo entonces un Yo Ideal Organizacional, mientras que el Yo del individuo se va empobreciendo cada vez más.

Ahora bien, Gaulejac sostiene que cuando la persona ya no cumple con el Ideal Organizacional, o cuando la empresa no otorga reconocimiento (es decir, cuando se rompe el contrato narcisista),  el Yo Ideal Organizacional se fragmenta y cae con todo su peso sobre el Yo empobrecido de la persona (parafraseando la famosa frase de Freud, "la sombra del objeto cae sobre el yo"). Privado de su apoyo por parte de la empresa, el individuo se hunde y comienza a manifestar los primeros síntomas del burnout.

Ahora bien, ¿no es acaso posible que una de las razones por las que este Yo Ideal Organizacional se quiebre sea el desempleo? Nosotras creemos que sí, ya que éste genera una situación en la que se cumple al menos una condición de las que Gaulejac nombra: la empresa deja de otorgar reconocimiento y pertenencia al individuo.

Por supuesto, una persona puede ser despedida por no estar cumpliendo correctamente con el Ideal Organizacional, lo que haría que ambas condiciones se cumplieran.

Respondiendo entonces a la pregunta de arriba, consideramos que el burnout sí puede ser producto del desempleo.

¿Quiénes son los Z?


La generación Y abarca a los nacidos entre mediados de la década del '80 a mediados de la década del '90. Son esperanzados, decididos, cortoplacistas, tecnológicos, optimistas e inclusivos, y su influencia ya empieza a notarse en las empresas. Sin embargo, existe un grupo etario aún más joven en el que las empresas han puesto su atención: la generación Z.

La generación Z es la nacida del año 1996 en adelante, por lo que aún no se han insertado en el mundo laboral.  Individualistas y más tecnológicos que los Y (ya que no tuvieron que adaptarse a la tecnología, sino que nacieron con ella), estos hijos de la generación X son descriptos como los jóvenes más consumistas de la historia: más de la mitad de los productos del mercado están destinados a ellos.

Ahora bien, que sean consumistas no significa que sea fácil captar su atención. Y es que estos jóvenes reciben una enorme cantidad de estímulos al día (por lo que les cuesta concentrarse), pero son sumamente selectivos; no les atrae cualquier producto, por lo que las empresas deberán hacer gala de sus mejores publicidades si quieren captarlos.

¿Cómo será la inserción de la generación Z en el mundo laboral cuando llegue el momento? Estos jóvenes buscan carreras cortas, que no exijan demasiado esfuerzo, y sean altamente redituables. Ciertamente, medicina y abogacía no serán favoritas de esta generación.

El disonante, el resonante y el mediocre

Si todas las personas buenas fueran blancas y las malas negras ¿tú de qué color serías? Porque yo tendría la piel a rayas - Anónimo.

El tema de esta entrada estará centrado en los diferentes tipos de liderazgo. Como ya todos sabemos, el líder discordante es aquel que no sabe empatizar ni interpretar adecuadamente las emociones ajenas, y moviliza los sentimientos negativos del grupo.

El líder resonante, por su parte, sintoniza con los sentimientos de las personas y los encauza en una dirección emocionalmente positiva; su optimismo y entusiasmo reverbera en sus empleados.

Pero no todos los líderes pueden ser encasillados en alguna de estas categorías tan dicotómicas. Decir que un líder es disonante o resonante puede hacernos caer en un reduccionismo que limitaría nuestra visión de estos actores.

No existen dos personas iguales, ni dos líderes iguales; las categorías “resonante” y “disonante” no son suficientes. Sin embargo, no nos proponemos desarrollar una nueva clasificación, sino describir un tercer tipo de liderazgo, de nombre infame y peyorativo: mediocre.

El líder mediocre probablemente sea el más abundante; gusta de trabajos rutinarios y no suele tener en claro sus objetivos, por tampoco posee un plan de acción para lograrlos. Le cuesta tomar decisiones, sus órdenes son ambiguas, y no genera confianza ni credibilidad ante su equipo.

Su estilo de liderazgo no es constante ni definido, oscila entre un estilo duro y rígido y uno más bien blando y amistoso, pasando por la indiferente actitud del "laissez-faire".

La falta de pro actividad, de estrategia y de un criterio claro lo lleva al conformismo y a la desmotivación, tanto propia como de su equipo.

Por lo que hemos descrito hasta ahora, sus características no son más alentadoras que las de un líder discordante, si bien son menos perjudiciales. Sin embargo, no hay que tomar estas clasificaciones con rigidez, las personas cambian con el paso del tiempo. Nadie nace sabiendo cómo liderar; probablemente no existan líderes resonantes que no hayan sido mediocres en un primer momento.

Por eso creemos que un líder mediocre bien podría llegar a ser resonante con una buena dosis de voluntad, capacitación y comunicación.


sábado, 21 de septiembre de 2013

El trabajo en la modernidad líquida

Probablemente no existan carreras relacionadas con las ciencias sociales donde los estudiantes no hayan oído hablar de Zygmunt Bauman y su famoso concepto de modernidad “líquida”.

Los líquidos se desplazan fluyen con rapidez, pero no conservan fácilmente su forma. No se fijan al espacio ni se atan al tiempo. Están sujetos a permanentes cambios, pero no poseen estabilidad. Estas propiedades de los líquidos caracterizan a la modernidad “líquida” (o posmodernidad), en contraste a una modernidad “sólida”, definida por la permanencia y la estabilidad.

Como consecuencia de estos cambios, se produce una modificación en la relación de espacio y tiempo. Estos no son fijos en la modernidad líquida, existen simultáneamente diversos tiempos y la ilusión de estar en diferentes espacios al mismo tiempo.

En lo que respecta a la identidad, la modernidad “líquida” valora al sujeto que posee una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida.

Schvarstein realiza una lectura similar sobre los tiempos actuales, pero con una mirada más enfocada en el trabajo. Este autor plantea  que en la actualidad se produce  la fragmentación del entramado social, entorpeciendo la visión integradora de la organización del trabajo y destruyendo la capacidad de resistencia de los sujetos.

Esta fragmentación se materializa en diversas formas de organizar el trabajo, siendo las más destacables la empresa unipersonal y el trabajo a distancia (o teletrabajo).

El teletrabajo supone un quiebre en el manejo del tiempo y el espacio, tal como planteaba Bauman; es una forma de inserción laboral que promueve la ilusión de acortar las distancias (de estar en distintos lugares al mismo tiempo), pero a costa de inevitables quiebres identitarios. Es por esto que en la posmodernidad se requieren sujetos cuya identidad sea flexible, para poder adaptarse a esos cambios.

A pesar de las desventajas que Schvarstein enumera, esta forma de trabajo es una de las que prima en la actualidad. Sin embargo, si los tiempos que hoy corren son “líquidos” y las transformaciones se dan continuamente, es posible que en un par de años el teletrabajo sea historia.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Prevenir el bullying para erradicar el mobbing

Como el titulo de esta entrada sugiere, los temas de hoy son el bullying y el mobbing. Primeramente, pasaremos a definir cada uno de estos términos.

Marie France Hirigoyen sostiene que el mobbing consiste en actitudes hostiles sistemáticas en el lugar de trabajo, dirigidas contra un mismo sujeto de manera ofensiva.

El bullying, por su parte, refiere a las humillaciones y ofensas que determinados niños o grupos les infligen a otros niños o adolescentes.

A grandes rasgos, podría decirse que la principal diferencia entre mobbing y bullying es que el primero se da en el trabajo y el segundo en el ámbito escolar. Esta diferencia daría pie a un análisis exhaustivo sobre cómo lo que ocurre en la sociedad adulta se reproduce en el mundo de los niños y adolescentes. Pero no es eso lo que nos proponemos.

Describiremos ahora las características que presentan tanto el bully como el acosador laboral.

Los bullies suelen provenir de familias desestructuradas o que están atravesando una situación estresante; los padres poseen estilos educativos inadecuados. Son niños impulsivos, desafiantes, agresivos, egocéntricos que necesitan dominar, tener poder, sentirse superiores. Presentan baja tolerancia a la frustración, comportamientos antisociales tempranosescasa empatía e incapacidad para percibir el dolor ajeno.

El acosador laboral, por su parte, presenta las siguientes características: falta de empatía, incapacidad para las relaciones interpersonales, irresponsabilidad, carencia de culpabilidad y megalomanía. Poseen buena habilidad retórica, son expertos en la mentira, su estilo de vida suele ser parasitario y actúan de manera premeditada. 

Como puede verse, ambos tipos de acosadores poseen algunas características en común. No es demasiado descabellado entonces suponer que quienes fueron bullies en la escuela pueden llegar a ser acosadores laborales al crecer.

No es algo que siempre vaya a pasar, por supuesto. Pero trabajar sobre el bullying y buscar la manera de prevenirlo podría provocar que, a largo plazo, disminuya ( y tal vez se erradique) el mobbing.

viernes, 6 de septiembre de 2013

La caída de la produccion y la importancia del contexto

Diario Clarín
5 SEP 2013 00:00h
EN VENTAS, EN CAMBIO, AGOSTO FUE EL MEJOR MES DE LA HISTORIA
Alerta en la industria: fuerte baja en la producción de autos
Por la caída en la demanda brasileña, la fabricación retrocedió 12,2% el mes pasado.

Por Natalia Muscatelli
Como consecuencia de la menor demanda desde Brasil, el principal destino de los vehículos de producción nacional, la industria automotriz registró en agosto una caída del 12,2 % frente al mismo mes del año pasado y del 2,7% si la comparación se hace respecto de julio. Se trata de la primera caída desde febrero de este año.
Según los datos de la Asociación de Fábrica de Automotores (ADEFA), los envíos de autos nacionales a distintos destinos bajaron 6,5% respecto de agosto del 2012. Y particularmente a Brasil, cayeron 9,6% en la misma comparación y 15,8% respecto de julio. De todas maneras, en los ocho meses acumulados de este año, la producción mantiene una suba del 12,4 %.
En su informe sectorial, ADEFA indicó que en agosto se produjeron en la Argentina 69.922 unidades, se exportaron 33.528 y se comercializaron en el mercado interno 88.922 unidades a nivel mayorista.
Esta fue la única variable que subió, un 20,8 por ciento.
La reducción en los volúmenes de exportación se debió al menor envío de unidades a Brasil”, explicó la agrupación de fabricantes. El impacto –potenciado por la depreciación del real brasileño, que cayó 10% en lo que va del año– fue importante porque el 85% de la producción de autos va a ese mercado.
La situación afecta con mayor intensidad a la italiana Fiat, que exporta el mayor volumen de su producción a Brasil. Por eso, en las últimas semanas, la planta que tiene en Córdoba debió suspender parcialmente su producción de los días viernes. Lo mismo sucedió en la alemana Volkswagen que debió frenar por 10 días la actividad de su planta también cordobesa de cajas de transmisión.
El director de PSA Peugeot Citroën para América Latina, Carlos Gomes, había advertido, en un reportaje que publicó Clarín, que Brasil iba a tener una menor tracción de autos argentinos durante este segundo semestre del año.
Con todo, en lo que respecta al mercado interno, las ventas siguen siendo saludables. Según ADEFA, fue “el mejor mes de toda la historia del sector, apuntó la entidad en su comunicado. Los envíos a las concesionarias aumentaron 9,2 % respecto de julio y 20,8% con relación a igual mes del año pasado. Comparando los ocho primeros meses del 2013 con respecto al 2012 la suba llega al 17,6 %. En el año, las exportaciones acumulan un incremento del 24,6 por ciento.
La industria automotriz es uno de los principales motores de la actividad industrial. En lo que va del año, el crecimiento general de la industria acumula una suba del 1,4%. “Pero, sin el aporte del sector automotor habría mostrado una merma del 1,5% ”, señaló el economista Dante Sica, de la consultora Abeceb.


En la entrada de hoy vamos a analizar esta noticia desde la perspectiva de Aldo Schlemenson.

Primeramente, tengamos en cuenta las dimensiones de análisis que este autor propone: el proyecto en el que se sustenta la organización, la estructura organizativa, la integración psicosocial, las condiciones de trabajo, el sistema político y el contexto.

La caída de la producción podría hacer pensar en un conflicto a nivel interno de la organización, y las dimensiones a analizar las primeras cinco que nombramos. Bajos sueldos, confusión de roles, mala coordinación de tareas, reyertas políticas entre directivos o un no muy claro conocimiento de la misión y la visión; cualquiera de estas situaciones podría ser la causa de la baja en la exportación.

Sin embargo, la caída de la producción no se da en todos los mercados de la empresa, ya que hubo un incremento en el consumo interno. Esto hace que desestimemos las dimensiones mencionadas y nos enfoquemos en la restante, es decir, el contexto.

El contexto en el que la empresa está inserta juega un papel muy importante. Pero al ser un ente semi autónomo e independiente, se dificulta trabajar con él, ya que escapa al control y manejo de la organización.

 El analista organizacional trabaja con un enfoque histórico-genético, es decir, que busca el origen de los problemas entendiendo la importancia de los determinantes históricos particulares. Conjeturamos que debido a políticas de Estado ha disminuido la exportación a Brasil, y que el aumento en el consumo interno se debe a factores sociales; la población últimamente invierte en bienes utilizables, como automóviles.

El enfoque de análisis también es situacional (se estudia el aquí y ahora) y prospectivo, es decir, con miras hacia el futuro. Nuestra sugerencia aquí sería articular una política interna para seguir incrementando las ventas en el país.

viernes, 23 de agosto de 2013

Schlemenson habría agrandado la puerta


Dado que en las clases de Psicología institucional se han mencionado varias veces a algunos autores vistos en Psicología laboral, en la entrada del día de hoy vamos a analizar las diferencias entre un analista organizacional y un analista institucional.

Sin expandirnos demasiado, diremos que los analistas organizacionales trabajan en las empresas, y toman las seis dimensiones de análisis que propone Schlemenson (proyecto, contexto, integración psicosocial, condiciones de trabajo, estructura y sistema político). Una frase (tomada de la web de Schlemenson, www.schlemenson.com.ar) resume la tarea que se proponen lograr:

"Las organizaciones necesitan para su desarrollo: definir su negocio, diseñar su estructura, administrar el talento de la gente y afianzar un liderazgo gerencial proactivo."

Poco hemos visto de los analistas institucionales hasta ahora, pero sabemos que tienen una base teórica psicoanalítica y trabajan con todo tipo de instituciones, no sólo empresas. La profesora nos refirió un caso que nos parece muy interesante y que acá exponemos.

En un colegio judío hay una puerta, un pasaje, que conecta el sector de aulas con el patio de recreos. Este pasaje es muy estrecho, lo que genera graves accidentes y conflictos en la institución; este pasaje es en sí una fractura geográfica, en palabras de Ulloa (analista institucional que trabaja el caso). Pero esto es sólo el contenido manifiesto del conflicto.

Hay un aspecto latente. Corría el rumor de que el encargado del comedor era simpatizante de grupos antisemitas, lo que generaba temor y cierta aversión hacia el director por haber contratado a ese individuo para ocuparse de la comida de los alumnos. Pero esto se desplazó hacia la puerta, la que paso a ser conocida como "pasaje hacia la muerte", en referencia a las matanzas de niños en campos de concentración.

Volvamos al tema inicial. ¿Que habría hecho un analista organizacional en este caso? La profesora sostiene que Schlemenson habría agrandado la puerta, aunque no es probable que se ocupara del caso, ya que  trabaja mayormente en empresas.

¿Por qué decimos que Schlemenson habría agrandado la puerta? Porque el tamaño inadecuado de la misma constituye un problema relacionado a las condiciones ambientales del lugar, el cual se engloba dentro de la dimensión de las condiciones de trabajo. Dicho de otra manera, el pasaje estrecho es una cuestión muy puntual y concreta, que podría ser resuelta fácilmente contratando a un arquitecto, ingeniero o algún otro profesional experto en el tema.

Schlemenson no abordaría, como sí hizo Ulloa, los aspectos latentes del conflicto, y es posible que tampoco sea necesario hacerlo; tal vez simplemente hubiera alcanzado con ensanchar el pasaje. O tal vez "lo latente" habría irrumpido, y entonces habría sido necesario un trabajo exhaustivo desde la dimensión de la integración psicosocial, analizando los relaciones interpersonales entre todos los miembros de la escuela. Pero Ulloa no nos brinda más información sobre el caso, de modo que no podemos saberlo.

Lo que sí podemos hacer es idear distintos tipos de intervenciones que se podrían hacer. Además de agrandar la puerta, se podría trabajar con los alumnos de manera grupal para evitar que se sigan produciendo accidentes, aclarar los rumores sobre el encargado, o simplemente despedirlo.

¿Que habrían hecho ustedes?

martes, 13 de agosto de 2013

El teléfono descompuesto de la empresa


Puede entenderse a la comunicación como la transferencia de información de una persona a otra, siendo su propósito que el receptor comprenda el mensaje de acuerdo con lo previsto. Como puede verse, ese propósito no se cumple en la imagen presentada.

¿A qué se debe esto? Esta falla en la comunicación puede deberse a varios motivos.

Puede ser debido a las barreras en la comunicación. Estas barreras pueden ser de tres tipos: personales, físicas o semánticas. Las barreras físicas son interferencias presentes en el entorno. Por ejemplo, es posible que hubiera algún ruido en el momento en que la comunicación tuvo lugar y el receptor no entendiera bien el mensaje. Las barreras semánticas son resultados de los símbolos con los que nos comunicamos. En este caso, el emisor pudo no haberse expresado correctamente, alterando el significado de lo que quería transmitir.

También pudo haber ocurrido una distorsión, es decir, una alteración en el contenido del mensaje. Éste fue modificado en alguna parte del canal de comunicación, tal como ocurre en el juego del teléfono descompuesto.

O tal vez el mensaje se captó correctamente, pero el uso que se le dio no fue el que el emisor esperaba.

Existen distintos símbolos en la comunicación. Uno de ellos son las palabras, que son las que mayormente utilizamos. Otros son las acciones, todo aquello que realizamos pero que no ponemos en palabra, es decir, nuestra comunicación no verbal. Esta queda expuesta a la interpretación de los demás.

Finalmente, las IMÁGENES, las cuales sirven para dar mayor claridad a la comunicación, siempre que se complementen con palabras y acciones cuidadosamente elegidas que rodeen la exposición de una idea.

Por supuesto que no todo el tiempo utilizamos imágenes para comunicarnos, pero personalmente, nosotras creemos que en este caso, su uso habría sido más que conveniente.

martes, 9 de julio de 2013

Sobre taylorismo

Como ya todos saben, Taylor disgregó el concepto de destreza física en movimientos y tiempos. Esta división le permitió examinar el tipo de movimientos que realizaban los obreros y calcular el tiempo que tardaban en hacerlos; esto le posibilitó rediseñar esos movimientos y tiempos para garantizar un aumento en la producción.

Esta operación tan sencilla produjo un incremento en la productividad en el trabajo nunca antes vista. Pero no vamos a detenernos en los aportes que Taylor realizó al mundo laboral, sino en un aspecto de su vida mucho más anecdótico.

Frederick Winslow Taylor amaba los deportes. Pero era de complexión débil y tenía problemas de vista, así que no podía participar de los juegos que los demás organizaban. Fue así que, desde adolescente, se vio resignado al papel de espectador, a observar cómo los jugadores derrochaban energía en movimientos inútiles mientras él pensaba de qué manera esos movimientos podrían perfeccionarse para mejorar el rendimiento físico.

Si bien Taylor nunca escribió un libro sobre educación física, sus aportes pueden rastrarse en deportes tales como el atletismo. 

En el atletismo, se utiliza un cronómetro para medir la cantidad de tiempo que el atleta tarda en recorrer una determinada cantidad de metros y se busca la manera (observando los movimientos) en que pueda hacer ese mismo recorrido en menos tiempo. 

¿Esto les suena familiar? El taylorismo sigue vigente.

miércoles, 26 de junio de 2013

La importancia del perfil

“— ¿No lees Runway?
—No.
— ¿Y antes de hoy no habías oído de él?
—No.
—Y no tienes estilo ni sentido de la moda.
—Bueno, creo que depende de…
—No te lo pregunte.
[…]
—Tiene razón: no encajo aquí. No soy flaca ni glamurosa ni sé mucho de la moda, pero soy lista, aprendo rápido […] bueno, gracias por su tiempo.”
El diablo viste a la moda, 2006.

La cita mencionada es un extracto de la “entrevista” (si así puede llamarse) de Andrea Sachs (Anne Hathaway), una joven aspirante a periodista y Miranda Priestly (Meryl Streep), editora de la revista de moda más importante del mundo.

Como Miranda señala (y Andrea reconoce), la joven no tiene el perfil que está buscando: no sabe de moda, nunca había oído el nombre de la revista y ni siquiera se viste de manera acorde al lugar en el que espera trabajar. En suma, no posee los requisitos que una persona allí trabajara debería tener; sus posibilidades de conseguir el puesto son casi nulas. Y sin embargo, lo consiguió.

¿Cómo fue posible eso? ¿Cómo una persona que no cumple con el perfil que una empresa busca puede conseguir trabajo en ella? La respuesta está íntimamente relacionada con uno de los pasos más importantes en el proceso de selección de personal: la definición del perfil.

Como la selectora invitada por la cátedra destacó, es muy importante realizar un buen relevamiento de perfil, es decir, saber qué se busca; esto comprende tanto las competencias y la experiencia de la persona como su edad y sexo (y en el caso de la película, su sentido de la moda). Richino sostiene que hay que tener flexibilidad al definir un perfil.

El perfil en la película no estaba bien definido. Evidentemente, si Miranda decide contratar a una chica “sin estilo ni sentido de la moda”, es porque esta característica no era tan relevante como podría parecer en un principio. Andrea tenía potencial, y una actitud que, si bien puede parecer impertinente, a su jefa pareció agradarle. Estas cualidades no fueron tenidas en cuenta antes de que se contratara a Andrea (en la película Miranda menciona que ya le habían enviado a dos jóvenes que no le parecieron adecuadas para el trabajo).

viernes, 14 de junio de 2013

Motivación, esa fuerza tan poderosa

¿Cuántas veces tuvimos ganas de tirar todos los libros y acostarnos un rato a descansar? 

¿Cuántas veces insultamos a los autores de esos libros por no saber escribir un texto claro y sencillo?

¿Cuántos hermosos y soleados fines de semana nos quedamos encerrados en nuestros cuartos subrayando y memorizando, soportando el dolor de nuestras cervicales (producto de la mala postura al leer), y el embotamiento de nuestros cerebros?

¿Cuántas veces acallamos esa voz en nuestras cabezas que gritaban por un descanso? ¿Cuántas veces le hicimos caso?

¿Por qué hacemos todo esto? ¿Por qué no tiramos todos los libros y descansamos? ¿Por qué desoímos esa voz?

¿Por qué seguimos adelante?

Ustedes saben la respuesta, porque probablemente se hayan hecho esa pregunta un centenar de veces. Seguimos adelante porque queremos recibirnos algún día. Seguimos adelante porque podemos imaginarnos a nosotros mismos sosteniendo un hermoso título con nuestro nombre impreso. Y entonces todo nuestro esfuerzo habrá valido la pena.

Eso es lo que nos motiva. Esa es nuestra motivación.

¿Qué es la motivación? Van Morlegan la define como el impulso o la fuerza que motiva a una persona a realizar acciones o a persistir en lograr determinadas metas.  Como podemos ver con nuestro ejemplo, (y como el título sugiere) la motivación es realmente una fuerza muy poderosa.

La motivación puede clasificarse de diferentes maneras. Podemos hablar de motivación superior o inferior, y de motivación intrínseca o extrínseca.

La motivación inferior surge de mecanismos psíquicos emocionales e instintivos. En el ejemplo dado, la motivación inferior hace que queramos dormir un rato, descansar del estudio, etc. La motivación superior está relacionada con mecanismos psíquicos racionales, y es la que nos hace ignorar esas otras necesidades que nos alejan de nuestra meta y seguir estudiando.

La motivación extrínseca es aquella que proviene de afuera, un incentivo externo (como podría ser el dinero, por ejemplo). Este tipo de motivación suele funcionar sólo a corto plazo, ya que la persona va cambiando y sus necesidades también. La intrínseca es más duradera, ya que proviene del propio individuo; éste realiza una actividad por el mero placer de realizarla, sin que existan presiones o incentivos externos. En el ejemplo dado, podemos ver que se trata de una motivación intrínseca.

Como ya dijimos, la motivación es una fuerza muy poderosa, lo que la vuelve sumamente importante en el trabajo de las empresas; no alcanza con generar una motivación extrínseca si se espera obtener del individuo su máximo rendimiento. La motivación también debe ser intrínseca. Cuando ambas se combinan, se da el máximo nivel de motivación.

viernes, 7 de junio de 2013

Misión y visión de Coca-Cola

En su libro “El comportamiento humano en el trabajo”, Davis y Newstrom definen dos elementos de suma importancia para una organización: visión y misión. Tomadas en conjunto, constituyen la dimensión a la que Schlemenson se refiere como el proyecto en el que se sustenta la organización.

La visión, en palabras de Davis y Newstrom, “representa una ambiciosa descripción de lo que la organización y sus miembros pueden lograr, un futuro posible y cercano”. Puede considerarse como una versión de largo alcance de la misión.

La misión de una empresa identifica su ramo de  actividad, así como también el mercado al que sirve y las razones de su existencia. En comparación con la visión, la misión es más descriptiva y menos orientada al futuro, si bien, al igual que ella, es de carácter general.

¿Cómo se ve esto en una organización? Las páginas de Internet de las organizaciones nos dicen cuáles son sus objetivos a alcanzar. Tal como el título sugiere, nos hemos preguntado cuál es la visión y la misión de Coca-Cola.  La respuesta es un tanto risueña: la misión de esta empresa es refrescar al mundo, brindar momentos de optimismo y felicidad y crear valor y marcar la diferencia. Su visión consiste en una serie de objetivos relacionados a ítems tales como las bebidas, los socios, la productividad, etc.

¿Cómo consigue Coca-Cola alcanzar sus objetivos? Una noticia publicada en el diario La Nación hace dos años sostiene que la gaseosa se está viendo desplazada del mercado por otro producto: el agua saborizada. ¿Puede Coca-Cola hacerle frente a esto y satisfacer la demanda del mercado? ¿Puede adaptarse a los cambios en el contexto?

La respuesta es sí. En esa misma noticia se realiza un ranking de las marcas líderes en el mercado del agua saborizada, y Coca-Cola se encuentra en segundo lugar (muy por detrás de Aguas Danone, pero en segundo lugar al fin y al cabo).

Podemos afirmar entonces que esta empresa cumple con su misión. Coca-Cola refresca el mundo.

viernes, 31 de mayo de 2013

Teoría X, teoría Y, teoría Z...¿a cuál adherir?



En 1957, Douglas McGregor planteó dos teorías contrapuestas: la teoría X y la teoría Y.

La teoría X es un conjunto de supuestos que sostienen, básicamente, que a la mayoría de la gente le disgusta trabajar e intentará evitarlo tanto como pueda. Los trabajadores tienen pocas ambiciones y evitarán asumir responsabilidades en la mayor medida posible. Es por esto que los directivos se ven obligados a ejercer coerción, controlar y amenazar a los empleados para que trabajen.

La teoría Y, en cambio, plantea que la gente no es inherentemente perezosa, sino que si se les brinda un entorno adecuado, el trabajo puede ser tan natural para ellos como la diversión y el reposo.

La viñeta refleja la postura de la teoría X. Podemos decir que esta teoría es la predominante en la cotidianidad de los trabajos. Chistes como el de la foto, series de televisión y toda clase de comentarios que realiza la gente en la vida cotidiana sobre el trabajo se basan en esa teoría: a la gente no le gusta trabajar, y siempre realiza el mínimo esfuerzo posible.

Que a la gente no le guste el trabajo está hasta implícito en las raíces de esta palabra. La palabra “trabajo” deriva del latín tripalium, que era una herramienta parecida a un cepo que se usaba inicialmente para sujetar caballos o bueyes para así poder herrarlos. Más adelante se empezó a usar como instrumento de tortura para castigar esclavos o reos. De ahí que tripaliare significa tortura, atormentar, causar dolor. Etimológicamente hablando, trabajo es tortura.

La concepción que tiene la tradición judeocristiana del trabajo no es mucho más favorecedora. El trabajo es considerado un castigo divino por desobedecer las órdenes del Señor.

Todo lo anteriormente dicho no hace sino respaldar la teoría X. Ahora bien, recientemente ha aparecido una nueva teoría, la teoría Z. La Teoría Z se enfoca en incrementar el amor del empleado por la compañía, por medio de un trabajo de por vida, enfatizando el bienestar del empleado, tanto dentro como fuera de su trabajo. Según William Ouchi, su principal defensor y creador, la administración de la Teoría Z tiende a promover los empleos fijos, la alta productividad y la alta satisfacción moral de los empleados.

Teoría X, teoría Y, teoría Z. ¿Cual tiene la razón? ¿Cuál es la verdadera? 

Muchos se verían inclinados a sostener que la teoría Z, por ser más actual. Sin embargo, ya vimos que la teoría X es la predominante.


Nosotras, por nuestra parte, consideramos que ninguna tiene la verdad absoluta; estas teorías no son más que interpretaciones, paradigmas, una visión que se tiene de cómo la gente ve el trabajo. Lo cierto es que no existen dos individuos que vean el trabajo de igual manera (aunque sí de manera similar), hay tantas interpretaciones como personas. Aun así, creemos que llevar los supuestos de la teoría Z al trabajo sería lo más beneficioso para el mayor rendimiento de los empleados, así como para que estos se sientan más satisfechos con sus trabajos.

viernes, 10 de mayo de 2013

Por mejores condiciones de trabajo


Pocas alternativas para los minoristas textiles
Bangladesh simboliza las malas condiciones laborales, pero el resto de Asia no es mejor
Por Kathy Chu  | The Wall Street Journal Americas

La reciente ola de accidentes en fábricas textiles en Bangladesh resalta las deficientes condiciones de trabajo en el país. Pero los grandes minoristas que buscan mejores estándares sin tener que sacrificar la mano de obra barata disponen de pocas alternativas.
Un incendio en una planta de confección el año pasado, el colapso de un edificio en abril que causó la muerte de más de 900 personas y un nuevo incendio esta semana que ha causado ocho muertos en otra fábrica de Bangladesh, ponen al descubierto problemas de seguridad, violaciones del código laboral y la tercerización no autorizada de pedidos de compañías occidentales. Los activistas sindicales, sin embargo, señalan que esta clase de problemas abundan en los países asiáticos de bajos costos, que producen la mayor parte de la ropa del mundo. Las mismas condiciones también se pueden ver en los grandes centros de producción textil tercerizada en América Central, según denuncias de organizaciones como Transparencia Internacional y la Asociación para el Trabajo Justo.
Las preocupaciones se han intensificado a medida que las cadenas minoristas de indumentaria, que no quieren depender tanto de Bangladesh, buscan alternativas como Camboya, Indonesia y Vietnam, donde los salarios suelen ser más bajos que en China.
Muchos de estos países asiáticos no se ubican mucho más arriba que Bangladesh en las evaluaciones independientes de las condiciones de trabajo. A los críticos les preocupa que la seguridad en las fábricas y las protecciones para los trabajadores no mejorarán mientras los fabricantes sigan priorizando los menores costos de producción.
Para muchas marcas occidentales, "la crisis financiera en Estados Unidos y Europa significa que la gente teme comprar prendas caras", dijo Sanjiv Pandita, director ejecutivo de Asia Monitor Resource Center, una entidad con sede en Hong Kong que estudia las condiciones laborales en la región.
Las cadenas de ropa enfrentan posibles amenazas a su reputación en cualquier lugar donde decidan instalar sus fábricas. Conforme aumenta la competencia en el negocio, la demanda por costos bajos, entregas rápidas y sin errores ha ejercido una presión enorme sobre las fábricas en los países en desarrollo. Los activistas advierten que esto incrementa el riesgo de que se produzcan nuevos accidentes o disturbios laborales.
"Las empresas manufactureras están agotando los destinos para subcontratar con bajos costos, y es hora de invertir en mejorar la seguridad y la calidad de las fábricas, en lugar de seguir buscando la mano de obra más barata", señaló Auret van Heerden, presidente ejecutivo de Fair Labor Association, una entidad que monitorea las condiciones de trabajo del sector financiada en parte por compañías occidentales.
Si bien Bangladesh ha pasado a simbolizar los defectos de los talleres de ropa en Asia, las condiciones en Myanmar, Pakistán, China, Indonesia e India son incluso más riesgosas para las compañías occidentales que tercerizan e invierten en esos países, según Maplecroft, una firma inglesa de análisis de riesgo.
Dos incendios en Pakistán en septiembre causaron la muerte de 300 trabajadores que quedaron encerrados y no pudieron escapar. Los incendios también son un problema en China e India.
Asimismo, los incidentes de desmayos masivos en Camboya han generado preocupaciones acerca de la desnutrición de los trabajadores, el exceso de calor y las malas condiciones de ventilación de las plantas. Datos oficiales y de los sindicatos indican que hasta 2.000 personas se desmayaron en el trabajo en 2012.
Después de que 200 empleados perdieran el conocimiento en un lapso de dos días en 2011, el fabricante alemán de indumentaria deportiva Puma SE pidió a Fair Labor Association que investigara la fábrica, ubicada en Phnom Penh, la capital de Camboya. La investigación concluyó que había una "fuerte posibilidad" de que los desmayos fueran provocados por la exposición a químicos y mencionó que el exceso de horas extra y la escasa disponibilidad de agua potable pudieron haber contribuido a los incidentes. Puma, que tiene intenciones de permanecer en Camboya, dijo que siguió las recomendaciones de los auditores y afirmó estar comprometida a mejorar las condiciones laborales en sus fábricas proveedoras.
Ken Loo, secretario general de la Asociación de Fabricantes de Ropa de Camboya, indicó que las empresas occidentales exigen mayores estándares operativos, pero se niegan a pagar más. "Si nos pudieran pagar 10% o 15% más, eso tendría un gran impacto sobre lo que les podríamos pagar a los empleados", aseveró.

Como se menciona en el anteúltimo párrafo, Puma pidió a Fair Labor Association que hiciera una investigación en la fábrica, que dio por resultado que hay un problema en la dimensión que Schlemenson llamaría "condiciones de trabajo". 

Estas están relacionadas con la satisfacción de los empleados y con el tratamiento que reciben; algunas de ellas involucran aspectos tales como el salario, las oportunidades de participación, la tarea, el confort y la salubridad del lugar de trabajo. Fair Labor Association señala que las malas condiciones de salubridad (exposición a químicos y la falta de agua potable) podrían ser la causa de los desmayos de los empleados.

Estas malas condiciones de salubridad y confort, así como también de seguridad, nos llevan a cuestionarnos no sólo el cumplimiento y respeto de un contrato psicológico, sino su existencia misma. El contrato psicológico alude al conjunto de expectativas que tiene el sujeto acerca de su organización, aquello que espera de ella. ¿En qué lugar queda el contrato psicológico si la empresa no garantiza los requisitos mínimos para que sus empleados puedan trabajar en condiciones saludables?

Pero afortunadamente, la situación podría llegar a cambiar. Puma afirma que piensa seguir las indicaciones de Fair Labor Association, y pasar a tener lo que Davis y Newstrom denominarían un modelo de custodia. Este modelo se caracteriza por priorizar las condiciones de seguridad de sus empleados.


¿Es verdad lo que afirma Puma o sólo son palabras bonitas para una nota periodística? Esperemos que las intenciones de la empresa sean sinceras, y que las consecuencias de las acciones que asegura que tomará puedan verse plasmadas lo antes posible