Si todas las
personas buenas fueran blancas y las malas negras ¿tú de qué color serías?
Porque yo tendría la piel a rayas - Anónimo.
El
tema de esta entrada estará centrado en los diferentes tipos de liderazgo. Como
ya todos sabemos, el líder discordante es aquel que no sabe empatizar ni
interpretar adecuadamente las emociones ajenas, y moviliza los sentimientos
negativos del grupo.
El líder resonante, por
su parte, sintoniza con los sentimientos de las personas y los encauza en una dirección
emocionalmente positiva; su optimismo y entusiasmo reverbera en sus empleados.
Pero no todos los
líderes pueden ser encasillados en alguna de estas categorías tan dicotómicas. Decir
que un líder es disonante o resonante puede hacernos caer en un reduccionismo
que limitaría nuestra visión de estos actores.
No existen dos personas
iguales, ni dos líderes iguales; las categorías “resonante” y “disonante” no
son suficientes. Sin embargo, no nos proponemos desarrollar una nueva
clasificación, sino describir un tercer tipo de liderazgo, de nombre infame y peyorativo:
mediocre.
El líder mediocre probablemente sea el más abundante; gusta de trabajos
rutinarios y no suele tener en claro sus objetivos, por tampoco posee un plan
de acción para lograrlos. Le cuesta tomar decisiones, sus órdenes son ambiguas,
y no genera confianza ni credibilidad ante su equipo.
Su estilo de liderazgo
no es constante ni definido, oscila entre un estilo duro y rígido y uno más
bien blando y amistoso, pasando por la indiferente actitud del
"laissez-faire".
La falta de pro
actividad, de estrategia y de un criterio claro lo lleva al conformismo y a la desmotivación,
tanto propia como de su equipo.
Por lo que hemos
descrito hasta ahora, sus características no son más alentadoras que las de un líder
discordante, si bien son menos perjudiciales. Sin embargo, no hay que tomar
estas clasificaciones con rigidez, las personas cambian con el paso del tiempo.
Nadie nace sabiendo cómo liderar; probablemente no existan líderes resonantes
que no hayan sido mediocres en un primer momento.
Por eso creemos que un
líder mediocre bien podría llegar a ser resonante con una buena dosis de
voluntad, capacitación y comunicación.
Consideramos al igual que ustedes que uno no nace siendo lider sino que es una competencia. Las competencias son conjuntos de saberes, de conductas, de procedimientos y de tipos de razonamiento. Creemos entonces que la capacidad de liderar es una competencia, si las empresas tomaran conocimiento de esto no existirian tantos lideres mediocres.
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